lunes, 10 de mayo de 2010

El volumen se desvanece en el aire, también

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[¨Spazio senza volume , exposición de Mauricio Lupini en Periférico Caracas¨]

 LO CONTEMPORÁNEO, como definición dialécticamente opuesta a lo moderno, acoge para sí el territorio de la otredad, de ‘opera aperta’, no abarcable ni taxonomizable por el discurso unitario, dogmático y racional que la Ilustración construye triunfante desde hace ya varios siglos. Mientras lo moderno domina sobre lo perdurable, concreto y universal, lo contemporáneo se instala plácidamente en los baldíos del pensamiento, y a veces —sólo por provocar— puede mostrarnos el carácter evanescente del pensamiento y la producción humana.
    Mostrar lo moderno desde su condición más humillante, no la de ruina -que según algunos, le es propia- sino la de fantasma, es lo que intenta Mauricio Lupini en la muestra individual que presenta Periférico Caracas, espacio cultural que dirige Jesús Fuenmayor en el centro de arte los galpones de Los Chorros. La modernidad que fue, o intentó ser —petrolio grazie— en mitad de siglo pasado, náufraga del viernes negro, sus restos aun visibles en retazos urbanos y edificios-especies-amenazadas, en objetos de diseño heredados, venerados por el esnobismo o rescatados de La Bonanza y la amnesia colectiva, deambula entre estas cosas y lo que resta de memoria -eso, para quienes la tienen- como espectro de un país, o de una condición, aparentemente inalcanzable. Ácido, Lupini, desde la arquitectura, la fotografía, el montaje y el video, con sombras, reflejos, sillas arrumadas, lámparas reconstruidas y hasta onomatopeyas, termina por darle la razón, una vez más, a Marshall Berman: la modernidad es un mito.

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