viernes, 19 de noviembre de 2010

Toponimia en Julián Blanco: el reconocimiento del lugar

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EN EL MARCO DE LA EXPERIENCIA del servicio social comunitario de la FAU-UCV, el barrio Julián Blanco de Petare se escogió como lugar de acción de una de las experiencias, aprovechando que algunos docentes e investigadores de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo ya han realizado labores investigativas y participado en procesos de organización comunitaria allí, principalmente la profesora Teolinda Bolívar. Fue ella quien inició el plan de dotación de direcciones para las calles, escaleras y esquinas del barrio Julián Blanco.
    Lo medular en este proceso de dotación de direcciones era otorgar al habitante de Julián Blanco un sentido de pertenencia al lugar: el sentimiento de apropiación de un espacio, la posibilidad de ser poseedor de una dirección que facilite la localización de la vivienda y que oriente a las personas del barrio y todo aquel que, por uno u otro motivo, transite por la zona.
    Una motivación para la realización de un proyecto de esta naturaleza fue la afirmación de los habitantes del barrio acerca de la inexistencia de direcciones confiables para la recepción de cartas, notificaciones, domiciliar pagos o contratar servicios. Para blindar este proceso de apropiación del espacio mediante denominaciones consensuadas, era básico diseñar un esquema de acción que garantizara la participación de la comunidad en la toma de decisiones sobre este tema. Por eso se involucró a diversas personas, organizaciones comunitarias e instancias colectivas del barrio para que participaran en esta actividad, propiciada por la universidad.
    Los “nuevos” nombres de los espacios del barrio, prácticamente inexistentes hasta el año 2005 y denominados bajo distintos apelativos, son producto del consenso entre los habitantes del sector, logrado mediante la intervención de los estudiantes del servicio social comunitario, quienes luego materializaron el nombre en un producto acabado para ser instalado en los espacios escogidos, también acordados con la comunidad.
     El proceso de elaboración de las direcciones contentivas de los nombres de calles, esquinas y escaleras implicó la elección de un material idóneo para que en su arte final intervinieran habitantes de la zona del barrio escogida. Se decidió incorporar a los niños en este proceso de “arte final” y se realizaron talleres con ellos donde, guiados por los estudiantes, dieron color a las direcciones, que en principio fueron elaboradas en arcilla, y le otorgaron un toque particular que distingue unos de otros sin que existan diferencias constructivas ni de formato que dificulten un proceso constructivo expedito y en serie.
    En etapas posteriores, continuamos con el proceso introduciendo modificaciones en cuanto al material de construcción de las direcciones, en vista de que la arcilla, dependiendo de la cocción, podía ser frágil y delicada a la hora de su traslado e instalación. En pruebas de ensayo y error con los nuevos integrantes del SSC, se logró obtener un producto a prueba de fracturas utilizando como material el concreto, de fácil realización en serie, de sencilla instalación y que garantiza que su elaboración y proceso de arte final se pueda hacer en la zona de acción del proyecto.
    Se definió como campo de acción la Calle Panorama, arteria de circulación principal del barrio, y sus ramificaciones, escaleras, callejones y espacios vacíos. Es en esa calle donde los estudiantes, desde el año 2005 hasta el 2008, conocieron estas formas de intervención en zonas populares.
    Este proceso también ayudó a la academia a descubrir nuevas formas de intervenir en procesos para hacer ciudad: una vez instalado el producto también se “instala un sentimiento”, la seguridad de vivir en un sitio reconocido en el cual han intervenido los propios vecinos, más allá del hecho constructivo.
    Mención aparte, se debe considerar que es el niño —alguien a quien todos respetan— quien será el guardián del mantenimiento del objeto que él mismo ayudó a construir y del cual se sentirá orgulloso en un futuro, porque desde pequeño intervino en la realización de un anhelo colectivo.
    Nombres como Calle Panorama, Plaza El Nazareno, Calle Santiago Mariño, Escalera Los Aguacaticos, Los Olivos, Rostejano, Callejón Yaritagua y muchos otros ya son parte del paisaje construido de esa zona popular llamada Julián Blanco, añadiendo color, ubicación espacial y sentido de pertenencia.

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