viernes, 19 de noviembre de 2010

El caso Medellín (I)

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I. MEDELLÍN, LA MÁS EDUCADA. La referencia a Medellín como paradigma de transformación urbana y calidad arquitectónica se ha convertido en moneda (o lugar) común para nosotros. Obviamente redundaré sobre esto. Es preciso reflexionar un poco sobre el tema, tratando de ver con lentes de soldador más allá del encandilamiento de la nouvelle architecture del hermano país —alguna muy pirotécnica, por cierto—, que empieza a ocupar bastante centimetraje en los medios especializados a escala global. Los arquitectos, planificadores y políticos paisas, al parecer, encontraron la clave del éxito: a nosotros nos corresponde, de este lado de la acera, un sano ejercicio de análisis y de crítica que nos ayude aprender de su experiencia, pero también a apreciarla en su justa dimensión, en especial la dimensión en que se relacionan política, gestión pública y planificación urbana.
    Medellin, la más educada, fue el slogan que identificó la gestión de Sergio Fajardo —alcalde de la ciudad desde el 2004 hasta el 2007—, y sin duda hace referencia a dos de sus principales programas de gobierno: la construcción de las Escuelas de Calidad en barrios con entornos deficitarios y mayor necesidad de intervención estatal; y los Parques Bibliotecas, integrados a las zonas marginales, con grandes inversiones y la participación abierta de profesionales en concursos públicos de arquitectura.
    Sin embargo, esta alusión pedagógica es más bien ilustrativa del currículo de quienes lideraron dichos procesos de transformación, unos personajes más cercanos a la academia que a la política. Antanas Mockus y Sergio Fajardo (filósofo y matemático), por ejemplo, y muchos de quienes han estado tras bastidores en las alcaldías de ciudades como Medellín y Bogotá, provienen de una sólida tradición académica vinculada con la administración pública: el padre de Fajardo fue planificador de la ciudad; Enrique Peñalosa fue investigador de Economía Urbana antes de lanzarse a la política. Incluso, influencias como Barcelona (Bohigas style), transfundida a planificadores colombianos formados en la ETSAB, muestran, con la formalidad colombiana de rigor, su pedigrí de planificadores apadrinados por Le Corbusier, Sert o Paul Lester Wiener. Y la clase no les ha impedido ver la realidad a la cara y reconocer que el principal problema de sus ciudades ha sido la injusticia social y el drama humano de las mayorías sumidas en la pobreza y, sobre todo, en la falta de herramientas para transformar su entorno y construir para sí el manido derecho a la ciudad.

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