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PROBLEMATIZAR Y REFLEXIONAR SOBRE EL PROYECTO ARQUITECTÓNICO como un proceso de investigación reflexivo, interpretativo, comprensivo, complejo, crítico y dialógico, requiere de una aproximación que no sólo posibilite el ejercicio de libertad creadora y el manejo de habilidades y destrezas dirigidas a un hacer, sino también que dé cuenta del pensamiento que hay, en todo momento, detrás de lo que se hace. Por qué, para qué, cómo se hace y, especialmente, cómo se explica y comunica a otros lo que se hace, como oportunidad de producir conocimiento sistemático y confiable que retroalimente la actividad docente, profesional y nutra el acervo teórico de la disciplina arquitectónica.
La actividad de investigación que proponemos desde el campo académico con el objeto de producir conocimiento durante la práctica del proyecto arquitectónico, reconoce la condición compleja e híbrida de la Arquitectura como ciencia humana, científica y artística, física y social a la vez.
Asimismo, reconoce a la Arquitectura como una disciplina práctica, por lo que al hablar de conocimiento en esta área nos referimos a un saber teórico orientado a la práctica, que para generar conocimiento a partir del ejercicio proyectual debemos poder pasar de la teoría a la práctica y viceversa. “La transmisión de esta ciencia arquitectónica exige saber, además de virtuosidad, es decir, que para enseñar a otro Arquitectura no es suficiente hacer bien arquitectura, hay que saber por qué se hace bien; para enseñar proyectos no es suficiente proyectar bien, sino saber por qué una forma de proyectar es mejor que otra” (Muntañola, 2011, p. 5).
Esta aproximación a la investigación nos exige “revelar” la simultaneidad entre el hacer y el pensar inherente a toda proyectación arquitectónica, haciendo explícitos aquellos supuestos, compromisos teóricos, referentes, procedimientos o caminos transitados a lo largo de un determinado proceso proyectual, con el fin de poner en evidencia el saber que se ha logrado producir a través de la experiencia proyectual, y que ello adicionalmente redunde en la posibilidad de contrastar, validar entre pares y con otros saberes y campos de conocimiento relacionados, aquellos contenidos teóricos que fundamentan la práctica y la visión del mundo y de la disciplina que le subyacen.
Consideramos que esta aproximación investigadora es campo fértil y fuente de riqueza indispensable en la actividad académica que desempeña el proyectista / docente.
Nota de la imagen:
Nota de la imagen:
La Casa Positivista y la Villa Harpel de Jacques Tati
“El espacio ha quedado cuantificado, transformado en producto de la disección del movimiento, de la geometría y la matemática. El espacio apenas existe como tal: será entendido como la res extensa de Descartes en la que se despliega la visibilidad de una familia igualitaria, eficiente, saludable, trabajadora…Todo lo que implica el espacio deriva en moralismo: su transparencia es represiva, vinculable directamente a la diafanidad y visibilidad pública del Panopticón de Jeremías Bentham. No queda en la casa lugar ni rincón, para la desviación, para el aislamiento o el gozo. El espacio fluido de la modernidad positivista está asociado a la vigilancia, implica una total vinculación de la cuestión del espacio a una finalidad edificante…en el espacio moderno lo privado se expone, lo doméstico se anula, lo íntimo se castiga”.
De: Ábalos, Iñaki. (2000). La Buena Vida. Barcelona: GG.
Capítulo: La máquina de habitar de Jacques Tati: la casa positivista
Imagen de la escenografía de la Villa Harpel, de la película de Jacques Tati "Mon Oncle", 1958. Seleccionado por el arquitecto Martín Lisnovsky
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