viernes, 19 de noviembre de 2010

TITULARES #4 NOVIEMBRE 2010

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Apuesta por lo colectivo

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1. EL TEMA DEL ESPACIO PÚBLICO refiere inmediatamente a ejemplos en ciudades como Barcelona, París, Milano, Santiago de Chile, Bogotá, Medellín y Curitiba, entre otras ciudades que durante los últimos años han puesto la mirada sobre el vacío colectivo, permitiendo poner en valor los signos y modos de vida contemporáneos, sus paisajes geográficos y su cultura. Por el contrario, Caracas ha estado al margen de este y otros temas, desde la arquitectura hasta una posible discusión social.
    Sin embargo, algunos episodios recientes de fundación y reconstrucción de espacios públicos en varios lugares de Caracas permiten animarse con la idea de tener una ciudad más amable, con un paisaje construido que entre en sintonía con el paisaje natural de donde emerja y así volver a colocar el tema de lo colectivo como prioridad. Entre las operaciones realizadas por el Estado, principalmente a través de los gobiernos municipales, deseo poner en relieve algunas con particular interés.

2. La Plaza Alfredo Sadel (Alcaldía de Baruta / J. y F. Alcock) se propone como un espacio que desdobla sus límites al incorporar plaza, calle y acera como un pavimento continuo, redefiniendo el lugar como punto notable a escala municipal y metropolitana.
    La Plaza Miranda (Alcaldía de Sucre / O. Capiello / F. Pimentel) surge de las ruinas de la antigua, en una operación ejemplar entre el Estado y el sector privado, que resuelve problemas de movilidad, conectividad y de identidad de un sitio, en un lugar con una vida urbana sin par.
    El proyecto para la Recuperación Integral del Bulevar de Sabana Grande (PDVSA / E. Silva), elaborado a partir de un concurso público hecho en 2007, propone una lectura en clave contemporánea a partir de un diseño cuyo valor fundamental está en la limpieza y el orden que permiten poner en relieve uno de los más importantes e intensos vacíos urbanos de Caracas. La recuperación de los bulevares de Catia y El Cementerio está incluida dentro de las acciones diseñadas por el Plan Caracas Socialista (Alcaldía Libertador / P. Posani / J. De Freitas) y pretenden revertir el proceso de informalización y degradación de algunos sectores del oeste de la ciudad y, a partir de operaciones muy sencillas, recuperar la forma de lo colectivo.
    Por último, la Plaza Los Palos Grandes (Alcaldía de Chacao / E.Otero), abre un capítulo notable y poco frecuente en los últimos años de desarrollo de Caracas. De los ejemplos citados, es el único caso que corresponde a la fundación de nuevos vacíos urbanos, cuyo proyecto apuesta por atender la dinámica local a partir de elementos como las poltronas urbanas y el verde, pero que también apunta a un cierto carácter metropolitano a través del agua como divertimento y del techo como escenario urbano.

3. Es evidente que estas intervenciones, si bien redefinen y recuperan varios sectores de la ciudad ‘formal’, no reconfiguran la imagen de una metrópoli completa, ésa que está a la espera de políticas de Estado que la definan como un todo y den cuenta del proyecto que guíe las operaciones a largo plazo y con radios de acción múltiples. Sin embargo, estas obras son capitales en un proceso de cambio en los modos de relación de los ciudadanos con su ciudad.
    En ese sentido, la construcción de una cultura de lo colectivo, en oposición a los modos de uso individual del espacio público, es una materia pendiente de discusión en un contexto donde la garita de vigilancia, la reja y los avisos de no pase, deben dar paso al mobiliario urbano, a las aceras anchas, a las plazas y a los anuncios que digan: este espacio te pertenece, disfrútalo.

Toponimia en Julián Blanco: el reconocimiento del lugar

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EN EL MARCO DE LA EXPERIENCIA del servicio social comunitario de la FAU-UCV, el barrio Julián Blanco de Petare se escogió como lugar de acción de una de las experiencias, aprovechando que algunos docentes e investigadores de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo ya han realizado labores investigativas y participado en procesos de organización comunitaria allí, principalmente la profesora Teolinda Bolívar. Fue ella quien inició el plan de dotación de direcciones para las calles, escaleras y esquinas del barrio Julián Blanco.
    Lo medular en este proceso de dotación de direcciones era otorgar al habitante de Julián Blanco un sentido de pertenencia al lugar: el sentimiento de apropiación de un espacio, la posibilidad de ser poseedor de una dirección que facilite la localización de la vivienda y que oriente a las personas del barrio y todo aquel que, por uno u otro motivo, transite por la zona.
    Una motivación para la realización de un proyecto de esta naturaleza fue la afirmación de los habitantes del barrio acerca de la inexistencia de direcciones confiables para la recepción de cartas, notificaciones, domiciliar pagos o contratar servicios. Para blindar este proceso de apropiación del espacio mediante denominaciones consensuadas, era básico diseñar un esquema de acción que garantizara la participación de la comunidad en la toma de decisiones sobre este tema. Por eso se involucró a diversas personas, organizaciones comunitarias e instancias colectivas del barrio para que participaran en esta actividad, propiciada por la universidad.
    Los “nuevos” nombres de los espacios del barrio, prácticamente inexistentes hasta el año 2005 y denominados bajo distintos apelativos, son producto del consenso entre los habitantes del sector, logrado mediante la intervención de los estudiantes del servicio social comunitario, quienes luego materializaron el nombre en un producto acabado para ser instalado en los espacios escogidos, también acordados con la comunidad.
     El proceso de elaboración de las direcciones contentivas de los nombres de calles, esquinas y escaleras implicó la elección de un material idóneo para que en su arte final intervinieran habitantes de la zona del barrio escogida. Se decidió incorporar a los niños en este proceso de “arte final” y se realizaron talleres con ellos donde, guiados por los estudiantes, dieron color a las direcciones, que en principio fueron elaboradas en arcilla, y le otorgaron un toque particular que distingue unos de otros sin que existan diferencias constructivas ni de formato que dificulten un proceso constructivo expedito y en serie.
    En etapas posteriores, continuamos con el proceso introduciendo modificaciones en cuanto al material de construcción de las direcciones, en vista de que la arcilla, dependiendo de la cocción, podía ser frágil y delicada a la hora de su traslado e instalación. En pruebas de ensayo y error con los nuevos integrantes del SSC, se logró obtener un producto a prueba de fracturas utilizando como material el concreto, de fácil realización en serie, de sencilla instalación y que garantiza que su elaboración y proceso de arte final se pueda hacer en la zona de acción del proyecto.
    Se definió como campo de acción la Calle Panorama, arteria de circulación principal del barrio, y sus ramificaciones, escaleras, callejones y espacios vacíos. Es en esa calle donde los estudiantes, desde el año 2005 hasta el 2008, conocieron estas formas de intervención en zonas populares.
    Este proceso también ayudó a la academia a descubrir nuevas formas de intervenir en procesos para hacer ciudad: una vez instalado el producto también se “instala un sentimiento”, la seguridad de vivir en un sitio reconocido en el cual han intervenido los propios vecinos, más allá del hecho constructivo.
    Mención aparte, se debe considerar que es el niño —alguien a quien todos respetan— quien será el guardián del mantenimiento del objeto que él mismo ayudó a construir y del cual se sentirá orgulloso en un futuro, porque desde pequeño intervino en la realización de un anhelo colectivo.
    Nombres como Calle Panorama, Plaza El Nazareno, Calle Santiago Mariño, Escalera Los Aguacaticos, Los Olivos, Rostejano, Callejón Yaritagua y muchos otros ya son parte del paisaje construido de esa zona popular llamada Julián Blanco, añadiendo color, ubicación espacial y sentido de pertenencia.

El caso Medellín (I)

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I. MEDELLÍN, LA MÁS EDUCADA. La referencia a Medellín como paradigma de transformación urbana y calidad arquitectónica se ha convertido en moneda (o lugar) común para nosotros. Obviamente redundaré sobre esto. Es preciso reflexionar un poco sobre el tema, tratando de ver con lentes de soldador más allá del encandilamiento de la nouvelle architecture del hermano país —alguna muy pirotécnica, por cierto—, que empieza a ocupar bastante centimetraje en los medios especializados a escala global. Los arquitectos, planificadores y políticos paisas, al parecer, encontraron la clave del éxito: a nosotros nos corresponde, de este lado de la acera, un sano ejercicio de análisis y de crítica que nos ayude aprender de su experiencia, pero también a apreciarla en su justa dimensión, en especial la dimensión en que se relacionan política, gestión pública y planificación urbana.
    Medellin, la más educada, fue el slogan que identificó la gestión de Sergio Fajardo —alcalde de la ciudad desde el 2004 hasta el 2007—, y sin duda hace referencia a dos de sus principales programas de gobierno: la construcción de las Escuelas de Calidad en barrios con entornos deficitarios y mayor necesidad de intervención estatal; y los Parques Bibliotecas, integrados a las zonas marginales, con grandes inversiones y la participación abierta de profesionales en concursos públicos de arquitectura.
    Sin embargo, esta alusión pedagógica es más bien ilustrativa del currículo de quienes lideraron dichos procesos de transformación, unos personajes más cercanos a la academia que a la política. Antanas Mockus y Sergio Fajardo (filósofo y matemático), por ejemplo, y muchos de quienes han estado tras bastidores en las alcaldías de ciudades como Medellín y Bogotá, provienen de una sólida tradición académica vinculada con la administración pública: el padre de Fajardo fue planificador de la ciudad; Enrique Peñalosa fue investigador de Economía Urbana antes de lanzarse a la política. Incluso, influencias como Barcelona (Bohigas style), transfundida a planificadores colombianos formados en la ETSAB, muestran, con la formalidad colombiana de rigor, su pedigrí de planificadores apadrinados por Le Corbusier, Sert o Paul Lester Wiener. Y la clase no les ha impedido ver la realidad a la cara y reconocer que el principal problema de sus ciudades ha sido la injusticia social y el drama humano de las mayorías sumidas en la pobreza y, sobre todo, en la falta de herramientas para transformar su entorno y construir para sí el manido derecho a la ciudad.

Medellín bien vale un viaje

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MI PRIMERA CONEXIÓN CON MEDELLÍN data de más de una década, cuando más allá de la medianoche las luces se apagaban en todos los lugares públicos y la gente encendía velas y sacaba pañuelos blancos abogando por la paz y el cese de la guerrilla.
    El segundo episodio fue más cercano a un personaje emblemático: el ex alcalde de Medellín, Sergio Fajardo, en la conferencia anual de Econoinvest en el año 2007 en Caracas. Luego, en 2008, compartimos en una conferencia en Boston, en el Wentworth Institute of Technology (WIT). Como conocía la valía del personaje, empujé para que mi hija se acercara a oírlo. Se sintió tan conmovida que lloró con pesar al constatar que con personajes como él las transformaciones son posibles y que la excelencia como premisa de vida hizo la diferencia en su historia personal para transformar su tierra natal “de la violencia a la esperanza”.
    Sergio Fajardo Valderrama es matemático, doctorado en Estados Unidos. Sin historia previa en política, decidió actuar junto a un grupo de amigos y dejar de quejarse por la situación de su ciudad. Mapearon todo Medellín con las áreas de mayor riesgo, ubicando las mafias, las zonas pobres y las de mayores ingresos. Convenció a los vecinos de comenzar por los más necesitados y darles lo mejor para crear identidad y orgullo en cada barrio. Para lograrlo, trabajó con un grupo de arquitectos y planificadores incansablemente durante cuatro años, generando así la transformación de Medellín.
    Las ideas partieron del conocimiento de lo cotidiano, llevándolo a ser trascendental: el “Parque de los Pies Descalzos” con deliciosas experiencias táctiles; “La Explanada” para tener encuentros nacionales e internacionales de lecturas de poesía; un “Jardín Botánico” centrado en orquidearios alojados en umbráculos hechos con pérgolas de madera de dimensiones gigantes; planos inclinados con pantallas sobre edificios para ver cine a cielo abierto; museos abiertos en pleno centro de la ciudad; y los elementos más emblemáticos, llamados “Parques bibliotecas”, dispersos por toda la ciudad y especialmente en los barrios mas pobres, con lo que se generó de inmediato una recalificación del contexto y la movilidad de toda la población a las nuevas instalaciones. Sobresalen el ganador del Premio Príncipe de Asturias y la última obra de Rogelio Salmona, construida sobre un antiguo basurero. Adicionalmente, el tema de movilidad ha sido resuelto con trenes, metrocables, ciclovías y una política de transporte público organizada en redes que lograron dar un vuelco a la ciudad de un extremo a otro.
    En 2009, cuando realizamos una corta visita técnica desde la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela, y las alcaldías de Caracas, constatamos —no en las nuevas instalaciones de la ciudad, sino en las sonrisas de los niños y en el orgullo de los habitantes— que la ganancia de la ciudad pasó también al nivel de lo intangible.
    Este año, Medellín desplegó su arquitectura y su planificación urbana con la Bienal de Arquitectura Colombiana 2010, ¡que bien vale un viaje!

Interpretar un habitáculo desde lo íntimo o lo material

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TE DA CURIOSIDAD o te pones nervioso ante la física libre de este habitáculo diseñado por Sou Fujimoto. Inquieta ver esta obra cuya temática parece simple y su punto fuerte es la experiencia en la que se confunden muros, pisos, techos y aberturas. Si te consideras un fan de la innovación japonesa y de la construcción experimental con madera, puedes superar o controlar cualquier emoción ante tal ejercicio conceptual que ha quedado entre los finalistas del Final Wooden House 2008 como mejor edificio del año.
    Podemos interpretarla como una casa muy pequeña, construida con perfiles de madera que se apilaron conscientemente y se vive como un juego habitable. Recordemos la Jenga! o el video juego BoomBlox: nada más parecido, pero sin derrumbes, desequilibrios ni gemas en la superficie.
    Como lo expresa este arquitecto japonés —“en lugar de ver una nueva arquitectura, trata de una nueva concepción, una nueva existencia”—, esta obra se convirtió en un lugar paradigmático antes de pensar ser arquitectura. Aquí se anularon las normas convencionales del diseño y, si mencionamos los principios del acondicionamiento ambiental, sólo la iluminación y el cobijo son contemplados. Puedo atreverme a enfrentar a los críticos con descuido o a los filósofos amateurs, curiosos de la arquitectura, que discuten sobre esta obra sin observar las posibilidades abiertas de reinterpretar el espacio de acuerdo con por donde se desea circular o dónde se quiere estar.
    Si deseas, lo usas o sólo lo ves. Ése es el juego de esta construcción experimental.

Enlaces:

Rafael Seijas Cook, el Arquitecto Poeta

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EN LA HISTORIOGRAFÍA ARQUITECTÓNICA VENEZOLANA, hay numerosos textos y ensayistas que son casi o totalmente desconocidos, incluso para los estudiosos de este tema. Uno de ellos es el llamado Arquitecto Poeta, el coriano Rafael Seijas Cook (1887-1969), graduado en 1905 de Ingeniero en la Facultad de Ciencias Exactas de la UCV, con una especialización en Arquitectura en Bellas Artes de París en 1907 y, además, uno de los más connotados articulistas de la Revista Técnica, del Ministerio de Obras Públicas, y Élite a partir de la segunda década del siglo veinte.
    Interesado en la arquitectura nacional e internacional, Seijas Cook ejerció una importante labor como escritor. En sus textos, a la par que trata acerca de figuras como Antonio Gaudí o alaba las construcciones moriscas existentes en Sevilla, pone de relieve los rasgos de la disciplina y a los profesionales emblemáticos en el país durante el siglo XIX, despuntando los nombres de Herrera Tovar, Chataing, Malaussena y Hurtado Manrique. Así también abordó la producción edificada del siglo XX, analizando obras públicas significativas entre las cuales presenta las propias, como el domo de la Catedral de San Cristóbal, el Templo de San Juan de Colón, el Resguardo en Maracaibo y el Ministerio de Agricultura y Cría en Caracas. Al exponer ante el público sus proyectos, Rafael Seijas dio continuidad a una tradición que halla en Andrea Palladio a uno de sus representantes notables, pues el paduano apeló a este expediente de incluir sus trazados personales en el famoso tratado Los Cuatro Libros de la Arquitectura (1570).
    A la tarea de Seijas Cook como escritor especializado que contribuye al rescate histórico del patrimonio arquitectónico —mediante textos en los que emplea una prosa de poéticos tintes que en ocasiones llega a ser ampulosa y criptográfica— debe añadirse su actuación como director de la Revista Técnica del MOP entre 1936 y 1940, cuando este impreso brindó mayor espacio a las ideas sobre Arquitectura, privilegiando lo que ocurre en el contexto venezolano pero sin dejar de mirar críticamente hacia el exterior.

CARACAS GRÁFICA

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por Equipo editorial Medio Informativo

CUANDO SE TOCA EL TEMA DE LA CIUDAD, todos nos ponemos —de alguna forma— en disposición de atender y es así porque quienes vivimos en ellas, más allá de nuestros oficios o quehaceres, somos los que la conformamos y construimos desde nuestro goce o padecimiento.
    Para hablar de Caracas —o desde Caracas— tenemos que estar de acuerdo en un par de enunciados. El primero de ellos es que difícilmente podemos decir que una ciudad es esto o es aquello. Las ciudades no pueden ser porque en su constante dinamismo siempre están siendo, siempre se están transformando. En este sentido, estar atentos también nos compromete con reconocer los detalles, guardar esos rasgos que la metrópolis —a manera de gestos— va perdiendo en el dinamismo del transcurrir de sus usos y abusos.
    Caracas de a poco, muy lentamente, se ha visto envuelta en un proceso de transformación y rescate de sus espacios públicos. Esto puede ser parte del debate: qué se queda, qué desaparece, quiénes lo deciden. Caracas gráfica, libro publicado por el Grupo de Empresas Econoinvest, recoge en una apuesta plástica y compacta la expresión gráfica popular de la ciudad. Acrílicos, metales de venta de comida, parabrisas, marquesinas, puertas, santamarías, paredes, dispositivos de talleres automotores, peluquerías… en fin, una forma del hacer y del decir de nuestro comercio, religión, política: en síntesis, del fruto de nuestros intercambios.
    La lectura del gesto viene con las plumas de José Roberto Duque, Patricia Kaiser, Roberto Echeto, Jacinto Salcedo y de la propia editora Alejandra Szeplaki. Un texto curioso e importante, un registro que nos permite vernos en nuestra expresión, que permite hacer(nos) esa lectura que aporta, que siempre aporta para la comprensión.