lunes, 20 de septiembre de 2010

La ciudad en el Cómic, la ciudad de los superhéroes

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DESDE LA CREACIÓN DE SUPERMAN en 1938, para los autores de cómic —y específicamente para sus dibujantes— la ciudad de Nueva York prestó una fisonomía representativa de la complejidad y densidad como manifestación visual del crimen y el caos, un entorno que refleja el drama de la vida moderna donde el superhéroe deviene en la última esperanza del ciudadano común disminuido por un contexto avasallante. Nueva York se constituyó como la ciudad tipo del género súper-heroico: su imagen traducía al unísono todas las aspiraciones universales de desarrollo y urbanidad, y así el drama visual de la metrópoli fue explotado reiteradamente por los autores de cómic, quienes se encontraban fascinados con cierto tipo de cualidad urbana basada en el contraste.
     La metrópolis norteamericana sirve como el entorno de los superhéroes para dos propósitos: hace evidentes los poderes del personaje y revela las limitaciones humanas del resto de los individuos al enfrentarlos con la escala urbana. El superhéroe es un visitante de los espacios arquitectónicos inhóspitos, es el habitante de la epidermis arquitectónica. Tres ejemplos de grandes asiduos de las azoteas y fachadas son Batman, Dare Devil y el Hombre Araña, personajes que en su incapacidad real de volar se han convertido en personajes habituales de estos lugares que les permiten recorrer y escudriñar el Nueva York de los cómics —literal o alegórico— desde un lugar suficientemente elevado.
     Toda la construcción de la ciudad de los superhéroes refleja con predilección el paisaje de un centro mundial de poder financiero y comercial con un lado oscuro promovido como paisaje de la criminalidad, la confirmación definitiva del entorno urbano idóneo para los superhéroes desde una experiencia perceptiva de la ciudad a partir de la recreación de ciertas imágenes que permiten la elaboración del paisaje urbano que les ha correspondido mayormente a los personajes de este tipo: el paisaje de las alturas.

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