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Beverly Hernández
Al ingresar al Musarq inmediatamente capta toda la atención la principal y única exposición que se muestra en sus espacios, los logros de la Gran Misión Vivienda Venezuela. Este programa del gobierno venezolano, que se inició hace poco más de año y medio, pretendiendo solventar la deuda habitacional en el país, con la construcción de 3 millones de viviendas para 2019, es explicada con razones ampliamente conocidas en todo el primer piso del museo.
A partir del segundo y hasta el tercer piso, los proyectos que se enmarcan en este programa, ubicados casi todos en la Gran Caracas, se despliegan con planos en su mayoría muy bien presentados que, muy a su pesar, invitan a detallarlos.
A través de una mirada estética se puede observar la diversidad en los diseños de los edificios multifamiliares de mucho más de cuatro pisos, que es la altura recomendada para reducir costos de construcción y mantenimiento en las viviendas populares. Se evidencia entonces que ni el costo de construcción ni el de mantenimiento han sido premisas de diseño.
En cuanto a los sistemas constructivos también se observa variedad entre la utilización de muros de concreto o sistemas tipo túnel, estructuras más tradicionales como los pórticos de concreto o estructuras metálicas, hasta algunos menos convencionales como sistemas metálicos articulados. Estos últimos me sorprendieron nuevamente por la altura de los edificios construidos.
Los sistemas articulados permiten en sus nodos cierto movimiento, que se restringe con otros elementos como las cruces que muchas veces observamos en las fachadas. Sin embargo, para zonas de mediana o alta sismicidad, como Caracas y gran parte de Venezuela, su uso debe ser cuidadoso y una de las restricciones es, precisamente, el número de pisos que se pretendan estabilizar.
Esta agrupación, a mi parecer excesiva de unidades de viviendas, con densidades tan altas, amenaza con provocar pequeños caos que se podrían acentuar, entre las relaciones vecinales y el mantenimiento de los conjuntos, pues está más que comprobado que negociar y ceder a veces nos cuesta mucho.
Sin embargo, las soluciones individuales de cada vivienda pueden ganar algún afecto si se les aísla sólo para su análisis, pues si se mantiene esa individualidad como protagonista del diseño, obtenemos piezas que no se engranan con su entorno en lo absoluto, grandes torres o superbloques con algunos intentos de espacios abiertos para el esparcimiento, todos al nivel de acceso, con restringidas áreas verdes.
Partiendo entonces del supuesto de que sólo en algunos de estos proyectos existe una firma arquitectónica, el llamado a reflexión se centra en la falta de conexión entre el diseñador y el habitante, entre los problemas y las soluciones, entre el pedestal y el piso y, en definitiva, entre el gobierno y su pueblo.
La solución comenzará a ser apreciada cuando se entienda realmente el problema.
he visto los edificios de marsella de le corbusier y los del team 10 en francia.. y la vivienda de masas es eso Vivienda de masas hasta los megaproyectos de paolo soleri apuntan a este tipo de proy y hasta archigram me gustaria que re leyeras el concepto de utopias futuribles de Bruno Zevi de su libro historia de la arq
ResponderEliminarEl hecho que no este de acuerdo ni con esta propuesta ni con las anteriores no significa que las desconozca. Gracias por tu comentario.
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